En realidad cuando se habla de acero, nos tenemos que referir a “aceros” pues existen diferentes aleaciones, cada uno con propósitos propios que los diferencian de sus hermanos metálicos, aunque todos con el parentesco de la unión entre hierro y el carbón.
La resistencia y flexibilidad son dos de las principales razones por las cuales el acero ha dictado la pauta para todo tipo de construcciones desde hace más de un siglo. Soportar cargas externas (con el diseño estructural adecuado) en escenarios impredecibles como sismos o tormentas eléctricas.
De igual manera, estas dos características mencionadas anteriormente hacen posible que se hagan piezas prefabricadas de acero para las construcciones, lo que facilita la instalación y acelera los costos del proyecto, tanto en materiales como en personal necesario para manejar dichas piezas.